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Lo mejor de Samaná, paraíso en el caribe dominicano

La península de Samaná, en la costa norte de la República Dominicana, brinda su autenticidad y es un paraíso natural en el caribe dominicano para conocer alejado de la masificación turística.

La provincia  cuenta con aeropuerto propio, ya que apareció en el mapa turístico hace algunos años. Cuando este país decidió promover la afluencia de visitantes a esta región,  que atraía la curiosidad creciente en viajeros independientes y amantes de la aventura y de los destinos de naturaleza pura.

El desarrollo hotelero en Samaná ha sido respetuoso con el entorno natural, lográndose una adecuada integración en el paisaje. Por eso Samaná ha conservado su esencia y se mantiene como uno de los destinos donde se puede experimentar la sencillez de la vida rural y local.

La naturaleza a raudales y el estilo de vida de sus habitantes, sencillo, hospitalario y tranquilo lo ha hecho un lugar preferido por sus visitantes , además de los puntos destacados a continuación:

Parque Nacional de los Haitises

La visita a este parque hace sólo que merezca la pena viajar a Samaná. Con una superficie aproximada de 600 kilómetros cuadrados, paraíso para las colonias de aves y en los que la naturaleza hace gala de una espléndida biodiversidad.

Se reúnen bosques de manglares, selva tropical, y cuevas, ensenadas y bahías enmarcadas por islotes  recubiertos de densa vegetación. La visita al Parque Nacional se realiza en barco y es un espectáculo natural que ningún visitante puede dejar pasar.

Cayo Levantado

Esta isla, situada frente a la bahía de Samaná, suele ser una de las paradas de la excursión por Los Haitises. Una pequeña isla cuyo terreno pertenece al Parque Nacional, y que ofrece la posibilidad de disfrutar de un almuerzo a base de especialidades locales en los puestos ubicados junto a la playa pública. Pasa por ser uno de los rincones más románticos de Samaná.

El Salto del Limón.

Esta famosa cascada se encuentra en el interior de la sierra de Samaná y es uno de los saltos de agua más famosos del Caribe. El agua se precipita desde unos 50 metros de altura y en su caída forma una piscina natural que permite darse un refrescante chapuzón. Se puede llegar hasta allí realizando una caminata, aunque la mayoría de los turistas optan por la excursión a caballo o en mula, abriéndose paso entre la exuberante vegetación.

Playa Rincón y Las Galeras.

A poco más de media hora de Samaná,  atravesando la sierra y las explotaciones locales de cototeros y otros cultivos, se encuentra uno de los arenales más famosos del Caribe: Playa Rincón. Varios kilómetros de arena fina y clara para pasear junto a las palmeras y cocoteros o relajarse frente al océano.

Y es sólo una de las playas extraordinarias en la zona noreste de la península de Samaná, donde las referencia general es el antiguo pueblo de pescadores: Las Galeras. El lugar es perfecto para los amantes de la naturaleza que pueden escoger entre caminatas, snorkel, pesca o disfrutar de un almuerzo tranquilo en la playita.

Las Terrenas.

Otro antiguo pueblecito de pescadores en la zona, que vale la pena una visita para disfrutar de la simplicidad de la vida en Samaná y, de paso, hacer algunas compras de artesanía y saborear el pescado con salsa de coco, que es la elaboración típica en esta región dominicana.

Su ciudad capital, Santa Barbará de Samaná.

La capital de la provincia es una ciudad tranquila rodeando la pintoresca bahía de Samaná. La Avenida de la Marina con sus casitas vistosamente coloreadas, que es lugar habitual de paseo para locales y visitantes.

Su edificio más antiguo es la Churcha, una original iglesia construida por los afroamericanos en el siglo XVIII y que permanece como símbolo la ciudad.

Museo de las Ballenas. 

Samaná es un santuario natural de las ballenas, que cada año acuden a sus aguas entre enero y marzo para tener a sus crías. Es por ello que allí también tengamos un Museo de las Ballenas, que promueve la preservación de la especie y del ecosistema marino. Su principal atractivo es el esqueleto completo de una ballena jorobada.